Agricultura sostenible: Prácticas sustentables en la horticultura
La agricultura sostenible busca crear cultivos que tengan el menor impacto en el medio ambiente. Al ser una actividad en la naturaleza, es muy común la suposición de que la agricultura ayuda a disminuir el cambio climático. Sin embargo, la agricultura no implica solamente la siembra, crecimiento, y cosecha de los cultivos. Además de la producción en sí, los alimentos se transportan y almacenan, además de algunas veces ser envasados y preparados.
En todo este proceso, también se utiliza mucha agua, no siempre de forma óptima. La huella hídrica de la agricultura puede ser muy grande si no se hace de forma responsable.
Los alimentos derivados de la agricultura son esenciales para el ser humano, por lo que no se busca como solución eliminar esta actividad. Reduciendo la huella hídrica y hacerlo de forma sustentable y responsable es como se puede hacer una gran aportación a la reducción del cambio climático. Según un artículo de la Agencia Europea de Medio Ambiente, las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea se redujeron en veinticuatro por ciento gracias a una aplicación eficiente de prácticas sustentables en la agricultura de la región.
Afectaciones del cambio climático
En este sentido, hoy en día la agricultura contribuye al cambio climático, y a la vez es afectada por el cambio climático. Los cultivos requieren de la propia naturaleza para crecer y prosperar. Luz, agua, tierra, todo en balance y cantidades adecuadas que muchas veces el cambio climático no permite. Pero los inviernos son más fríos y los veranos más calurosos. La reacción en cadena de las consecuencias que se tienen afecta a la cantidad de agua disponible y el tipo de tierra que se tiene. Cada año hay que adaptarse y la curva de aprendizaje afecta a todos los cultivos.
Al ser una actividad que no se puede dejar de hacer, la agricultura sostenible cobra un papel crucial en este nuevo siglo. Se requiere de una constante búsqueda de prácticas responsables que puedan utilizarse día con día.
Dentro de la agricultura protegida se incluyen los invernaderos, que son una forma de apoyar a la agricultura sostenible, ya que se pueden controlar de forma más efectiva algunos factores que ayudan a la optimización de los cultivos.
5 Prácticas sustentables en la horticultura
1. Aprovechar la tecnología
La tecnología está en todas partes, y en la agricultura no es la excepción. La señal de internet se ha utilizado en las plantas desde el inicio del siglo Veintiuno. Gracias a ella, se puede monitorear el desarrollo de las plantas desde una aplicación móvil en la palma de la mano.
En rieggo contamos con aliados como Kilimo, Cropx, y Arable, para brindar la capacidad de dar a los cultivos la cantidad de agua o fertilizantes que necesita, sin ningún desperdicio.
El objetivo del uso de la tecnología en agricultura sostenible va de la mano del uso óptimo de recursos. Es crucial el aprovechamiento y uso adecuado de fertilizantes, suelo, materiales en invernaderos, pero sobre todo de agua.
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2. Sistemas de riego modernos y precisos
El agua es de los recursos esenciales en la agricultura, por lo que se debe aprovechar al máximo. Precisamente rieggo cuenta con el conocimiento de los mejores sistemas de riego para cada cultivo. Especializados en el sistema de riego por aspersión el sistema de riego por goteo, con la tecnología utilizada se puede programar la exacta cantidad de agua que requieren los cultivos, ahorrando hasta treinta por ciento en agua de riego y aumentando hasta quince por ciento el rendimiento de los cultivos.
3. Rotación de cultivos
Esta práctica implica plantar diferentes cultivos en la misma parcela después de la cosecha. Se basa en la premisa de que cada cultivo requiere de ciertos nutrientes del suelo, mientras que al mismo tiempo le proporciona ciertos nutrientes que no necesita. Al terminar, se planta un cultivo que requiere los nutrientes que dejó el cultivo anterior, y así sucesivamente, creando un ciclo del que se puede aprovechar el suelo de la mejor manera. La salud del suelo se vuelve óptima para cada tipo de planta.
Esta práctica funciona muy bien especialmente en invernaderos. Si se aplica, cada invernadero tendrá siempre un cultivo diferente. En horticultura, esta práctica se refleja en hortalizas más sanas que requieren menos cantidad de fertilizantes y nutrientes externos.
4. Adecuado manejo de residuos
Los residuos agrícolas requieren de un adecuado manejo para reducir los efectos del cambio climático. Es inevitable tener residuos, pero se deben buscar prácticas que sean sostenibles. Principalmente procurar el uso de fertilizantes biológicos y biodigestores.
Las compostas son también una excelente forma de manejo de residuos. Sobre todo al cultivar en forma masiva, se puede utilizar la composta para ciertos cultivos como fertilizante o para nutrir la tierra antes de la siembra. Al producir de forma masiva, se puede llegar a generar una inmensa cantidad de residuos compostables. También en el caso de los plásticos, las mallas y cubiertas siempre se pueden reutilizar sin necesidad de desecharlas con cada uso.
5. Manejo de plagas y enfermedades
Las plagas y enfermedades siempre son un riesgo en la agricultura. Sin embargo, la forma de deshacerse de ellas o controlarlas puede ser dañino para el medio ambiente. Es crucial hacerlo con responsabilidad para poder tener una práctica sustentable. Reducir el uso de pesticidas químicos debe ser una prioridad para aumentar el rendimiento de los cultivos apoyando al medio ambiente.
La prevención es una de las mejores formas de atacar a las enfermedades en los cultivos. El conocimiento del cuidado de cultivos es como se pueden utilizar diferentes medidas como protección. Desde mallas que repelen insectos, hasta mantas o cubiertas, incluso trampas biológicas.
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