El pepino es una planta de la familia de las cucurbitáceas. Este tipo de plantas son generalmente trepadoras con terminaciones en rizos que las ayudan a sostenerse llamados zarcillos, y su periodo es casi siempre anual (como el caso del pepino), lo que significa que les toma un año germinar, florecer, y perecer. Al ser trepadora, se cultiva con ayuda de algún tipo de maya o similar para ayudar a la planta a crecer de forma ordenada.

Se tienen registros de que el pepino pudo haber sido cultivado en India por primera vez hace tres mil años, y en Roma y Grecia desde el siglo VI y VII, en las cuales ha formado parte de su gastronomía desde ese tiempo hasta hoy.

El pepino es considerado de muy alto consumo, siendo China su principal productor con 73% de la producción mundial en 2011 y se ha mantenido como líder desde entonces. De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la producción de pepino en México en 2019 fue de 803 mil 706 toneladas, principalmente en Sinaloa, Sonora y Michoacán.

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Estrés hídrico en el cultivo de pepino

Se dice que una planta se encuentra en estrés cuando no puede realizar sus funciones fisiológicas de forma normal, por lo general deteniendo su crecimiento o desarrollo. El estrés se puede dar por exceso o falta de sol, agua, nutrientes, o muchos otros factores. Cuando la demanda de agua es mayor a la cantidad disponible durante un periodo determinado se le conoce como estrés hídrico. Igualmente puede ser por varios motivos, desde baja calidad del agua en la zona, hasta falta de agua dulce disponible.

En el caso del cultivo de pepino —aunque también puede aplicar a otros cultivos,- las principales causas de estrés hídrico son por escasez o exceso de agua, y por efecto de la humedad relativa. Esta última es la proporción de la cantidad de humedad presente en la atmósfera, en relación con la cantidad de humedad máxima que puede tener el aire a determinada temperatura. Los climas más cálidos son más propensos a humedades más altas, aunque no siempre es el caso. Se expresa la humedad relativa siempre en un porcentaje, siendo 0% el más seco. Este dato es muy importante para los cultivos controlados, ya que la humedad puede generar moho, condensación de agua o hielo que interfiera en el crecimiento adecuado de las plantas.

El cultivo de pepino debe mantenerse en una humedad relativa por debajo del 40%. Si la humedad relativa baja, se complica el desarrollo del pepino, incluso causando su muerte en casos extremos. Las plantas no tienen la forma de contrarrestar el agua que transpiran, ya que llegan a sacar más de la que consumen. Este estrés se refleja en hojas tristes, deshidratación, quemaduras, e incluso pérdida de las cabezas, retrasando el desarrollo o frenándolo por completo.

En el caso del estrés por exceso de agua, la calidad de la planta de pepino se ve realmente afectada, así como una notoria disminución de la producción. Empieza a tener coloraciones amarillas, sobre todo en las partes jóvenes. Los frutos se tornan pálidos, así como las hojas más viejas y las flores. Las flores mueren rápidamente, y no llegan a crecer.

Los síntomas por falta de agua pueden ser muy similares, ya que igualmente se nota un desarrollo disminuido. Algunas de las diferencias son los tallos delgados y falta de follaje. Las flores son abortadas y los frutos se tuercen, lo que muchas veces causa complicaciones en la exportación.

Existen otras formas de estrés que no son causadas por agua, como son químicos, plagas y enfermedades. Estas por lo general traen quemaduras en el follaje, daños en las flores, e igualmente atrasos en el cultivo. Los daños son más notorios y específicos, ya que la planta no se ve seca en sí, sino muchas veces muestra la enfermedad o la plaga en sí.

Cómo evitar el estrés hídrico en el cultivo de pepino

Las formas de evitar el estrés hídrico en los cultivos principalmente radican en los suministros de agua que se pueden controlar, como es el caso del rieggo. Sin embargo, hay otros factores a considerar como la calidad del agua y la tierra, de forma que se almacene la cantidad de agua adecuada en el suelo.

Las plantas de pepino requieren riego por aspersión y goteo principalmente. Gracias a la automatización de los sistemas de riego, se puede programar la frecuencia de acuerdo a las necesidades de las plantas para evitar cualquier estrés hídrico. Con rieggo, empresa respaldada por Rotoplas, se puede modernizar la instalación del sistema hídrico de los cultivos para reducir el uso del agua y aumentar el rendimiento de los cultivos. El riego irregular en el cultivo de pepino, sobre todo durante su desarrollo puede ser causa de frutos deformados o vacíos, por lo que es muy importante hacer uso de la tecnología para evitar cualquier estrés.

Con la ayuda de rieggo se puede ofrecer a los cultivos la cantidad adecuada de agua durante todo el año, además de suministrar fertilizantes que sean los ideales para cada cultivo. Se diseña un plan de acuerdo con las necesidades del cultivo, así como las económicas del agricultor —con planes de arrendamiento de acuerdo con el presupuesto requerido—, desarrollándolo desde el sistema de riego existente y modernizando lo necesario para poder monitorearlo desde un dispositivo móvil.

Con un diagnóstico oportuno se pueden solucionar los problemas del cultivo, así como anticipar alguno nuevo que pueda surgir para evitarlo. Teniendo acceso al arrendamiento o financiamiento de los sistemas de rieggo, se incluye el mantenimiento del mismo sin costo. Se tiene además la seguridad de tener a todo el equipo capacitado con el respaldo de Rotoplas, de forma que todos sabrán hacer sus tareas de manera óptima con el nuevo sistema de riego.

Es importante aprovechar el uso de las tecnologías, como imagenología aérea satelital, sensores de húmedad, y monitores de cultivo y clima de última generación  para evitar el estrés hídrico en el cultivo de pepino, o cualquier otro, sobre todo al estar al alcance de las manos en un dispositivo móvil, con la capacidad de monitorear el riego para optimizar el uso del agua y hacer rendir los cultivos. Se ahorra con soluciones integrales en modelos de arrendamiento adaptados a las necesidades del agricultor y del propio cultivo.